lunes, 11 de noviembre de 2013

MAL PERDER

Leyendo lo que no es educar de las lecturas obligatorias se me ha ocurrido hablar sobre el mal perder. Impotencia, inseguridad, desmotivación, inferioridad ... que albedrío de sentimientos vienen al mal perdedor, ¿ Quién no ha llorado de rabia al perder o al ver perder a su equipo? Que mala situación, que asco de todo. ¿ Cómo evitar este comportamiento? ¿Qué caracteriza a los malos perdedores?.

Los juegos y deportes donde la competitividad reina, donde se refuerza y se premia al ganador, traen consigo perdedores. Es inevitable, para que haya un ganador también tiene que haber un perdedor. Pero tenemos que ver y hacer ver a nuestros alumnos que no está tan mal perder. Que podemos sacar cosas muy buenas de derrotas muy dolorosas, y que en el juego siempre acaban habiendo ganadores. Pero esto no es tan simple como parece, educar y transformar ese sentimiento de rabia no se hace de la noche a la mañana. Vamos a distinguir entre dos actuaciones que pueden darse dentro del terreno de juego: la actuación correcta en la que el jugador o deportista ha jugado de la forma más efectiva respecto a sus posibilidades y al contexto deportivo; y la actuación del deportista que ha tenido un mal día y ha rendido por debajo de sus posibilidades. Comencemos por la actuación correcta del jugador: el partido ha sido duro, ha mostrado en todo momento sus cualidades, y ha realizado un extraordinario trabajo respecto a lo trabajado en los entrenamientos. En primer lugar deberemos felicitar y dar la enhorabuena al jugador por su extraordinaria labor en el terreno de juego, tratarlo como si del ganador se tratase, y a continuación seguir motivándolo para que consiga avanzar y poder seguir dando la mejor versión de si mismo. En segundo lugar tratemos con el jugador que no ha tenido su día, que hoy no ha podido demostrar todo su potencial. En primer lugar, hacerle ver que su derrota se ha debido a factores extrínsecos, que no ha sido por su incapacidad, sino que simplemente, falta un poquito más de entrenamiento y trabajo; y en segundo lugar valorar ambos los puntos negativos o los errores que hay que mejorar o que trabajar en futuros entrenamientos, para conseguir salir victoriosos en una futura ocasión.

En conclusión, deberemos erradicar el comportamiento del mal perdedor, y conseguir que vea la derrota como un factor positivo, que le de puerta a una futura mejora con esfuerzo y entrenamiento.

4 comentarios:

  1. Hola Victor.
    Si lees atentamente comprobarás que lo he desarrollado en la parte del desarrollo del texto.
    Un saludo, Alessandro.

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  2. Hola Aless, creo que una buena forma de motivarles tras la derrota, en el caso de que haya jugado bien le animamos como tu has dicho a que siga así, trabajando bien. Y en el caso de que el alumno no tenga un buen entrenamiento, creo que la motivación que le tenemos que dar tiene que ir enfocada hacia sus entrenamientos y no hacia la competición. Ya que si le motivamos a que gane y la realidad es que esta lejos del rendimiento para tal fin, solo lo hundiríamos mas al ver que no consigue ganar. De lo contrario si lo motivamos hacia los entrenamientos, es mas posible que entrene mas y mejor, y como consecuencia, casi sin darse cuenta podrá estar peleando por los puestos altos de la competición. Y para ello le daríamos incentivos por los buenos entrenamientos y fijaríamos sus objetivos a corto plazo en hacer buenos entrenamientos, mas tarde ya fijaremos los objetivos en las competiciones.

    Toda derrota es positiva, al menos para darnos cuenta en que tenemos que mejorar para ser mas fuertes en el futuro.

    Un saludo

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    1. hola joaquin.
      en primer lugar agradecerte que me hayas comentado en el blog. En segundo, si te das cuenta comento lo de falta de entrenamiento y trabajo, con lo cual le estoy motivando a que trabaje más intenso y más duro para que algún día pueda ganar; y si no lo hace podríamos avanzar al primer paso, el de felicitarle por el buen trabajo y por dar la mejor cara de sí mismo lo que volverá a motivar a nuestro deportista.
      Un saludo, Alessandro

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