Esos zoquetes, típicos zoquetes, zoquetes rellenos de capas
de inseguridad, sin porvenir alguno, sumergidos en el limbo de sus sueños, esos
zoquetes. Que gran calvario ser zoquete, ese nadar para no avanzar, esforzarte
para no comprender, la impotencia del zoquete. Particularmente creo que todos tenemos en mayor o menor medida un zoquete dentro de nosotros, y que
en algún laxo de tiempo mayor o menor ha salido a hacerse partícipe en nuestra
enseñanza, porque ¿nunca te ha costado entender algo? ¿Nunca te has empanado en
clase? ¿Nunca te has quedado casi dormido en clase? Todos hemos tenido esa
parte del tema que no nos interesaba para nada, que no entendíamos, ese ya me
lo estudiare… o quizás ¿Tu no? Imposible, y esa zoquetería momentánea aún se
incrementa y se vuelve contagiosa cuando la calidad de la clase es más bien
baja. ¿Cómo evitar esa zoquetería particular? ¿y la zoquetería global?
Comencemos por la erradicación de la zoquetería global, el
mejor remedio es la realización de clases dinámicas, en la que los alumnos
deban participar en todo momento, y lo más importante tocar materia con
volumen, que vean su utilidad; porque por supuesto las cosas que enseñamos
sirven para algo, y el docente tiene que hacer ver al discente su utilidad. En
lo referente a la zoquetería particular distingamos dos pasos antes de llegar
al olimpo del entender y porvenir, el zoquete que no se interesa por las cosas,
y el zoquete que no entiende. Ayudar al zoquete que quiere aprender y entender
y no quiere más bien es tarea sencilla, el primer paso sería utilizar un método
auxiliar de enseñanza al que estamos utilizando que quizás a rasgos generales
no sea el más eficaz pero en particulares podría valernos, pero este sería una
pequeña brecha en su pinchazo que le ayudaría a ver al alumno que realmente
puede comprender, es decir, sería una ayuda psicológica. El segundo paso sería
enseñarle otro método de comprensión o de actuación que le permita comprender
de una manera más fácil o más rápida nuestros temas. El primer paso para curar
al zoquete que no quiere aprender, sería el acercamiento al alumno siempre sin
dejar de separar los dos rolles ni permitir la falta de respeto entre uno y
otro, para ello es importante conocerlo a él particularmente y ver el papel que
se le otorga en la clase. Y posteriormente hacerle ver la utilidad o el
prestigio que le va a hacer tener un conocimiento en tu asignatura (saber
hablar bien y evitar burlas de tus compañeros, familia contenta por las notas,
beneficios con las chicas, mejor salud, mejor físico…); una vez realice el
primer esfuerzo por la asignatura, no abandonarlo y hacerle seguir esforzándose
y avanzando, hasta que este abandone su zoquetería y tenga la suficiente
disciplina para trabajar de una forma más particular.
En conclusión, deberemos hacer clase dinámicas y de interés
general para evitar la zoquetería global, enseñar métodos auxiliares para facilitar
la comprensión de nuestras clases, y mostrar los beneficios y utilidad de
nuestras clases para evitar la zoquetería particular.
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